En tiempos de aislamiento, hemos abrazado el teletrabajo por obligación y no por convicción. Pero gracias a él, hemos podido mantener el contacto con los compañeros, ser transparentes con la gestión del Coronavirus y comunicar las claves para garantizar el bienestar de nuestro equipo.

Por supuesto, seguro que todos echamos de menos hablar cara a cara con los compañeros, tomar un café juntos y otras tantas cosas. Ahora es un momento difícil porque estamos confinados, pero en otras condiciones, la flexibilidad del teletrabajo nos daría la felicidad laboral. 

Puede que en estos días hayas sentido que las jornadas se alargan sin fin, pero por eso es tan importante marcar bien los horarios de trabajo. Cuando la jornada acabe, desconecta. Así podrás sacar más partido del teletrabajo, aprovechando al máximo las opciones de conciliación, productividad, concentración y comodidad que esta opción laboral ofrece.

Por el camino, el teletrabajo también cuida del planeta y de nosotros mismos. Eludimos los atascos, contaminamos menos, reducimos ruidos y contribuimos a no saturar el transporte público. En muchos casos, además, en casa nos concentramos más, somos más eficientes y no perdemos tiempo en desplazamientos. 

Aunque, como decíamos antes, el teletrabajo no se ha desarrollado en las mejores condiciones, podemos extraer algunas conclusiones: hemos implementado a marchas forzadas las condiciones tecnológicas para hacerlo posible y ha sido posible. 

En estos días hemos seguido trabajando, desarrollando proyectos e ideas de forma remota. No deja de ser cierto que nos hemos tenido que acostumbrar de golpe, pero ha funcionado.