En una organización, el conocimiento es un recurso valioso del que sacar provecho. Cada uno de nosotros atesora una serie de conocimientos que son de utilidad para otros compañeros y para el conjunto de la empresa. Pero si no se comparten, esa experiencia no se visibiliza y la dinámica de mejora continua se detiene.
Ocultar información no es positivo para nadie. Un empleado puede llegar a pensar que guardándose para sí ciertos conocimientos puede llegar a convertirse en indispensable, pero aunque pueda ser así, no está ayudando al crecimiento colectivo de la organización, que es más importante y beneficioso para ambos en el largo plazo.
En una empresa con diferentes perfiles laborales, lo interesante es entablar conversaciones con otros compañeros y trabajar en proyectos juntos para que ese conocimiento fluya de un lado a otro. De esta forma, hay un enriquecimiento general, se genera un saber colectivo y las personas están más dispuestas, motivadas y comprometidas con su labor.
Entre otras, compartir conocimientos con colegas plantea las siguientes ventajas:
- Fomenta la innovación y la creatividad, lo que se convierte en una ventaja competitiva.
- Mejora la resolución de problemas.
- Mejora la productividad y el rendimiento, además de la capacidad para cumplir con los objetivos.
- Elimina el trabajo redundante e innecesario.
- Las personas forman parte de un proceso que les enriquece, puesto que suma sus habilidades a los proyectos y al conjunto de la organización.
Hay muchas formas de compartir ese conocimiento. La más sencilla es entablar conversaciones con los compañeros de una forma asertiva y que propicie el intercambio. Esto puede ocurrir de forma informal, sin necesidad de fijar citas o formalidades.
En nuestro caso, también existe una plataforma como El Tendedero fantástica para este cometido. Investiga sus secciones, propón nuevos temas de tu interés, comparte lo que quieras y por supuesto, lee y comenta las publicaciones. Compartir es vivir (y aprender).